Anteriormente hemos tratado las relaciones entre cristianos, musulmanes y judíos desde un punto de vista político, en los que se dividían en comunidades y pagaban tributos al poder reinante, pero si ahondamos desde el punto de vista social en las relaciones personales, políticas y económicas entre otros intereses, emergerá una red tejida entre ambas culturas que bien comenzaban por motivos políticos pero que acabaron convirtiéndose en algunas ocasiones, en lazos de amistad, respeto y admiración.

Habiendo tratado este tema en artículos anteriores me he inspirado en el personaje de Ibn Mardanish, trazado por Sebastián Roa en La Loba del Al Ándalus para hablaros de la otra cara de la moneda, reyes musulmanes perfectamente integrados en la cultura peninsular.

MUHAMMAD IBN MARDANISH

(LA LOBA DEL AL ÁNDALUS – SEBASTIÁN ROA)

Muhammad ibn Mardanish además de ser uno de los protagonistas de “La Loba del Al Ándalus“, también conocido como Rey Lobo, se proclamo emir de las localidades de Mursiyya y Balansiyya, (Murcia y Valencia) controlando así todo el Xarq Al Ándalus hasta 1172, compartiendo victorias y derrotas con su suegro Ibn Hamusk, señor de Jaén.

Ni que decir tiene que el propio Mardanish era descendiente de una familia mozárabe convertida al islam (muladíes), además fue visto con malos ojos por la comunidad musulmana pues llevaba a cabo prácticas no aprobadas por el Islam como consumo de alcohol que aunque fuese una práctica muy extendida entre los emires y califas del Al Ándalus, los almohades estaban a las puertas de la Península y la mentalidad de los musulmanes empezaba a cambiar con sus exigentes prácticas, tampoco mejoraron su reputación las alianzas establecidas con los cristianos, como testimonian al-Baydaq o Ibn al-Atir, entre otros autores.

Mardanish no era como tal un mal musulmán, sino que era próximo a la escuela jurídica malikí, que deja al libre albedrío la interpretación de la tradición, esta escuela a su vez tiene un profundo aspecto anti almohade por representar justamente lo contrario a lo que ellos defienden, y es este mismo sentimiento el que le lleva a los pactos con los reinos cristianos, con la intención de frenar su avance y conservar el esplendor que vivía el Xarq, y especialmente Murcia, en este momento.

Mardanish y los reyes cristianos.

Desde el comienzo de su reinado Mardanish ya pagaba tributos a algunos reyes cristianos a cambio de su protección, señalando la situación de una especie de vasallaje a distancia pero conservando la independencia política, podríamos decir que es un ensayo de lo que después será el reino de Granada con los Reyes Católicos, hasta su reconquista.

Esta relación de “vasallaje” propicia que Mardanish pueda consolidar su poder, e incluso contrata a mercenarios cristianos para conquistar plazas como Carmona, Écija, Baeza, Úbeda y Jaén, cercó localidades como Sevilla y Córdoba y sitió por un corto periodo de tiempo, Granada, gracias a la iniciativa de su suegro Ibn Hamusk, que finalmente perdieron a favor de los almohades.

Mardanish con ayuda de los mercenarios cristianos, y reyes como Alfonso VII consiguió frenar el avance de los almohades desde 1148 cuando alcanzan la Península, hasta 1172 aproximadamente, coincidiendo este año con la muerte del propio emir.

Imagen derecha: Territorio ocupado por los almorávides en el momento de máxima expansión (s. XII). Fuente: ISBN 9788433824516.

Imagen izquierda: Fases de ocupación almohade 1121 – 1269. Fuente:  Natural Earth Location.

Una de las relaciones más próximas entre reyes de distintas confesiones que destaca de entre todas las demás es la que tuvo con Alfonso VII el Emperador cuya colaboración no solo se basaba en el pago de tributos sino también de intercambio de favores pues Mardanish solicitó su ayuda para ocupar Guadix en 1151, para más tarde auxiliar al rey Alfonso para defender Almería de los almohades.

Aún así los pactos del rey musulmán con los reyes cristianos no siempre fueron estables. Cabe destacar, por ejemplo, en un texto recogido por José María Lacarra y fechado el 19 de diciembre de 1168 se establece una alianza entre Alfonso II de Aragón y Sancho el Sabio de Navarra contra el Rey Lobo, a pesar de que el mismo Alfonso II había firmado hacía un mes, la paz con el rey Mardanish.

En estos mismos años, concretamente entre 1165 y 1168 cuando Mardanish se ve en la obligación de ceder el territorio de Albarracín a Pedro Ruiz de Azagra, como pago por la ayuda militar proporcionada por los almohades.

Este territorio sería clave pues es la frontera natural entre los reinos de Castilla y Aragón, y se encontraba en manos de un vasallo del reino de Navarra.

Finalmente, ibn Mardanish se ve acorralado por los almohades y las revueltas de plazas tan importantes como Valencia, Játiva o Segorbe, su mano derecha y suegro Ibn Hamusk adopta las doctrinas almohades y comienza a colaborar con ellos, lo que supone una traición, esto lo aboca a pactar con los almohades poco antes de su muerte en 1172, y su hijo Hilal ibn Mardanish se declara su vasallo y seguidor de su credo para poder mantener su lugar como gobernador.

En conclusión, y respondiendo a la cuestión que presentábamos al comienzo del artículo podemos establecer que todos ellos actuaban según su beneficio personal, pudiendo deducir así que lejos de estrechar lazos de amistad o respeto como habría cabido la posibilidad, a estos reyes les movían intereses políticos, personales y económicos, traicionando incluso sus propias creencias y redes familiares como ocurre en el caso de Ibn Hamusk.

Bibliografía:

• González Cavero, Ignacio (2007). «Una revisión de la figura de Ibn Mardanish. Su alianza con el reino de Castilla y la oposición frente a los almohades» (pdf). Miscelánea Medieval Murciana (31): 95-110. ISSN 0210-4903