Cuando cogí el libro de “Y Julia retó a los dioses“, lo hice con muchas ganas de saber que iba a ocurrir, cuál sería el desenlace… Había leído muchas críticas sobre esta segunda entrega, alguna entrevista había ojeado del propio autor hablando sobre esta última lectura, y entre tantas cosas se me fue la vista detrás de una palabra: incesto.
Cuando lo leí, mi corazón dio un vuelco. Atisbando la personalidad del joven Antonino en “Yo Julia”, lo cierto es que no me extrañó demasiado, pero no quise saber más, y casi devoré la lectura hasta que llegamos a este punto, a partir de ahí la lectura se hizo algo más tediosa, también porque asistimos al ocaso de Julia, y en este momento, las ganas se van muriendo un poco mientras lo hacen ella.
Conforme iba leyendo el libro, iba haciendo mis anotaciones que a continuación os iré plasmando, solo deciros que una vez más, Posteguillo no decepciona.
SINOPSIS.
Mantenerse en lo alto es mucho más difícil que llegar. Julia está en la cúspide de su poder, pero la traición y la división familiar amenazan con echarlo todo a perder. Para colmo de males, el médico Galeno diagnostica que la emperatriz padece lo que él, en griego, llama karkinos, y que los romanos, en latín, denominan cáncer. El enfrentamiento brutal entre sus dos hijos aboca la dinastía de Julia al colapso. En medio del dolor físico y moral que padece la augusta, cualquiera se hubiera rendido. Se acumulan tantos desastres que Julia siente que es como si luchara contra los dioses de Roma. Pero, en medio del caos, una historia de amor más fuerte que la muerte, una pasión capaz de superar pruebas imposibles emerge al rescate de Julia. Nada está perdido. La partida por el control del imperio continúa.
El hilo argumental principal de esta nueva entrega es el declive de la ansiada dinastía constituida por Julia, a su vez se irán uniendo episodios, como el cáncer que la asola, y actores como por ejemplo, Opelio Macrino, que afectarán de una u otra forma el sino de Julia.
Antes de comenzar, como ya es tradición en este blog a enumerar los aspectos positivos y negativos de la novela, pero antes he de rectificar:
- En la primera reseña que escribí sobre bilogía cuyo ejemplar fue “Yo, Julia” en uno de los aspectos negativos menciono de que el hecho de que se sepa que Lucia, una de las esclavas de Julia, es cristiana no tenga ninguna repercusión para con ella
- Directamente no tiene una repercusión como tal sobre ella, ni negativa ni positiva. Bien es cierto, y esto se va resolviendo en la segunda novela, que cuando Julia averigua que Lucia es cristiana, ella reflexiona acerca de esta nueva religión, por qué está ganando tantos adeptos, incluso llega a advertirle del inconveniente que representa para su integridad el mostrar símbolos o preguntarle por qué pertenece a esta religión.
- Este aspecto en mi opinión es muy importante, porque el autor aprovecha para poner en boca de Julia distintos aspectos que me parece importantes destacar y comentar. Lo haré usando tres palabras y explicándolas a continuación:
DEBILIDAD, PERDÓN Y VENGANZA.
Según la explicación que le da Lucia sobre en qué consiste el cristianismo, como el amar a tu prójimo, la piedad y el perdón, Julia entiende que esta religión a ella no la representa, el perdón es una palabra que no cabe en su imaginario, su único objetivo es vencer a sus enemigos y vengarse de todo el daño que le hayan ocasionado, aunque para ello tenga que usar las artimañas más duras y extrañas que podamos imaginar. Así pues Julia, verbaliza un pensamiento que en la época era muy habitual, y es que el cristianismo era una religión de débiles por eso ganó tantos adeptos entre la población mundana de Roma, porque prometía ganancias en otra vida, cuanto mayor fueran las calamidades de la vida terrenal.
Espero no haberme extendido demasiado con el tema del cristianismo en esta lectura, pero me pareció interesante rectificar por el simple hecho de que el autor introdujo y resolvió magníficamente un hecho histórico que además nos aportaba una gran contextualización de la época.
Así que después de esto podemos pasar a los mejores aspectos y los peores de “Y Julia retó a los dioses”. Los datos técnicos tales como los narradores o las palabras en griego que mencionamos en la anterior reseña, continúan repitiéndose, pero esta vez forman parte de lo mejor y lo peor.
Lo mejor:
+ Aparece un nuevo personaje, de hecho, son varios, pero lo agrupamos en “la Asamblea de los Dioses”. Posteguillo nos introduce diálogos entre los dioses con el objetivo de explicar los nuevos retos a los que se tendrá que enfrentar Julia, así el final de su vida es como una carrera de obstáculos.
Estos diálogos en los que los dioses toman parte por Julia o contra ella, me recordaban inevitablemente a la Ilíada y a la Odisea, referencia literaria la cual menciona el autor por boca de Júpiter (Zeus) el cual por tercera ocasión se vuelve a mantener neutral.
En mi mente era inevitable no imaginar estas asambleas de los dioses como las representaba Matt Groening en los Simpsons, como los episodios que dedicó a la Odisea de Homero o cuando representa al Dios del monoteísmo, sin rostro.
+ Una de las mejores cosas que tiene esta segunda edición es la mención de enfermedades que llegan hasta nuestros días como la gota de Severo, de la que finalmente muere, pero especialmente, el cáncer de Julia.
Como ya nos tiene acostumbrados el autor, usa a los personajes para verbalizar, además de hechos históricos, también conocimientos médicos como en el caso de Galeno que nos explicará cada cuestión de la enfermedad haciendo uso de conceptos científicos, el conocimiento primitivo de la enfermedad, la metástasis, así como el posible origen del cáncer que podrían ser las heridas que en distintos casos ha observado en gladiadores que años después de sufrirlas terminaron desarrollando un cáncer o los símiles cotidianos de las que proviene su nombre como karkinos (cangrejo en griego), incluso Posteguillo se permite ciertas licencias haciendo pequeños guiños a si esta horrible enfermedad tendrá o no cura en un futuro, según Galeno.
+ El autor no trata solo enfermedades en este libro sino también trastornos psicológicos, como los presentes en Caracalla, el cual es un megalómano, un monstruo que ha construido Julia desde niño para derrotar a sus enemigos, pero que termina “comiéndosela” a ella. Y no solo los trastornos psicológicos que representa Caracalla, sino la aberración llevada un paso más allá del que Julia se convierte en cómplice, el incesto.
Es un tema tabú del que pocas veces se habla, pero el cual no teme tratar Posteguillo con todo lujo de detalles. Tanto es así que he de reconocer que esa escena, revolvió un poco mis tripas.
Pero en el plano que respecta a la historia, agradecí profundamente que este tema se tratara con la misma naturalidad con la que Posteguillo lo expuso. El incesto, aunque es un acto repugnante visto con los ojos de la sociedad actual, a lo largo de los tiempo se ha repetido desde las familias de las clases más bajas de la sociedad, hasta las más altas, un ejemplo clarísimo en el que podemos ver el fruto del incesto continuo en las familias reales, es Carlos II el Hechizado, el último de la dinastía Habsburgo en nuestro país.
[ALERTA SPOILER] También tengo que confesar que sentí cierto alivio cuando asesinan a Caracalla. El incesto es la crónica de una muerte anunciada porque en cierto modo se atisbaba el síndrome de Edipo que sufría en la primera edición y que Julia no deja de alimentar para su beneficio personal, aunque ello conlleve pagar como precio su dignidad, pero el momento en el que los dos hermanos conjuran contra si y uno mata al otro, ahí si que sentí una profunda pena.
+ La relación de Julia con Quinto Mecio, el praefectus aegypti, es un bálsamo para ella en un momento en el que no encuentra consuelo en nada ni en nadie y también calmo mis ansias porque Julia tuviera una relación con otro hombre que no fuera Severo (más tarde entraré en detalles de por qué), y aunque siempre quise que fuera el legatus Leto, Mecio también me pareció un buen candidato, y es que Quinto Mecio es el mayor representante del amor – lealtad, en cierto modo, me recordó a esas relaciones que se establecían en el amor cortés medieval de un trovador hacia su dama, tan típico de la lengua occitana. Este amor es similar a las relaciones de vasallaje que se producían entre señores y reyes, pero en el caso de Julia y Quinto, y a diferencia del amor cortés que es un amor temporal, el de ellos es un amor fijado en el tiempo, que ni la muerte, literalmente, los separará.
+ La reconciliación de Maesa y de Julia, me agradó mucho y en ese momento trajo “paz” a la lectura y es que de eso se trata. El autor alterna momentos de máxima tensión en la lectura con otros que te hacen descansar.
Destacaría que ellas son las únicas que conocen el verdadero valor de la familia, pero no es eso lo más importante, sino el papel de la mujer. Esta cuestión es algo que destaqué en la primera lectura que venía representada en Julia, pero esta vez, hermanas y sobrina, entretejen sus hilos para catapultar a la victoria, como en el caso del hijo nacido entre Caracalla y Sohemías o destruir como a Opelio Macrino, y para ello se servirán de todos los hombres de su alrededor, bien sean amigos, amantes, esclavos o soldados.
+ El descenso al Hades y las conversaciones con Caronte me parecen escenas soberbias, los guiños de Posteguillo a obras clásicas como la Iliada o la Odisea son hechos indiscutibles que nadie puede negar, si alguien vio la película “La Odisea” que trata en dos partes las aventuras de Ulises, no podrá evitar imaginar el Hades como aparece representado en esta secuencia (https://www.facebook.com/watch/?v=315036512462177) o ¿por qué no? como lo vive Homero en los Simpsons.
La relación entre Julia y Severo así como la muerte de este último no me produjo ni frío ni calor, por lo que no lo pondría en ninguna categoría, pero si que hay algunos aspectos a comentar:
- Así como en la primera entrega asistimos a una relación más pasional, vemos un matrimonio unido aunque no compuesto por iguales puesto que Julia es bastante más fuerte y tiene mucho más carisma que Severo, en la segunda entrega veo a un Severo aún más pusilánime al que no le importa demasiado el futuro de la dinastía, pero si está totalmente volcado con Julia y su destino.
- A Julia la vemos aún más despegada de él y más independiente si cabe, que siente la pérdida de su compañero de vida, pero no tanto como amante, sino como tándem de poder. La muerte de Severo representa para ella el peligro total de la dinastía, porque así como a este podía controlarlo, utilizando en más de una ocasión el poder de seducción que ella ejercía sobre él, con Caracalla es completamente imposible y más aún con a disputa de poder que existe entre Geta y él, si será necesario, Julia utilizará sus armas de mujer para manipular a su hijo, por mucho que le pese.
El personaje de Julia no tiene un punto negativo como tal, no podemos decir “no me gusta porque es despiadada” o “no me gusta porque es tiránica”, simplemente ella es así, es una mujer hecha a sí misma, es fría y dura, y cuando vemos la Julia más humana, más mujer es cuando esta en compañía de Mecio, ni si quiera yo misma vi a una Julia humana en la intimidad con Severo, sino que destilaba aún más ese halo imperial que la caracterizaba junto a él.
Aspectos negativos como tales no he encontrado ninguno que destaque especialmente, excepto uno en concreto que tiene más relación con el formato de lectura, que en este caso el problema es el Kindle y no lo que respecta al autor en general, y es el uso de palabras griegas o en otra lengua que así como en papel vas directamente al glosario o al pie de página, pensaba que en Kindle esto no podía ser, más tarde descubrí que si le das con el dedo encima de la palabra te lleva directamente al glosario y después te devuelve a la página en la que habías quedado leyendo.
Santiago Posteguillo sabe cerrar magistralmente esta saga de Julia Domna, me ha enganchado por completo a su historia, a su vida y Julia se ha ganado todos mis respetos como mujer, guerrera, empoderada y como bien contesto Posteguillo en una entrevista en la que le preguntaron si Julia era feminista, el contestó:
Julia Domna no fue una feminista, pero si luchó contra los límites de su tiempo.
Santiago Posteguillo.
Queda enormemente recomendable esta novela, y desde aquí todos mis respetos y mi admiración al maestro Posteguillo.