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Yo, Julia – Santiago Posteguillo.

Yo, Julia – Santiago Posteguillo.

Yo, Julia – Santiago Posteguillo.

Tabla de contenidos

 Santiago y yo teníamos una cuenta pendiente… Una cuenta pendiente que todo el mundo sabía.                 Lo nuestro al principio no funcionó, lo intenté lo juro, pero no funcionó, pero ahora hemos decidido darnos una segunda oportunidad… ¡Y bendita la hora! Nos hemos podido reconciliar.

¡Tranquilos! No tengo problemas personales ni hay ningún Santiago en mi vida, ninguno que no sea Santiago Posteguillo y su espectacular “Yo, Julia”.

Mi primera experiencia con Posteguillo y sus obras fue con la saga de Africanus, pero no sé si fue la edición de bolsillo y su minúscula letra o que simplemente no era mi momento, que no pude leer más que solo unas páginas. No entendía porqué siendo un éxito entre todos los lectores de novela histórica, y siendo yo una gran aficionada a este género y a la época de Roma no conseguía engancharme, en eso que apareció Julia, y como arrasa con todo en la novela, arrasó con mis prejuicios.

Sinopsis.

192 d.C. Varios hombres luchan por un imperio, pero Julia, hija de reyes, madre de césares y esposa de emperador, piensa en algo más ambicioso: una dinastía. Roma está bajo el control de Cómodo, un emperador loco. El Senado se conjura para terminar con el tirano y los gobernadores militares más poderosos podrían dar un golpe de Estado: Albino en Britania, Severo en el Danubio o Nigro en Siria. Cómodo retiene a sus esposas para evitar su rebelión y Julia, la mujer de Severo, se convierte así en rehén.

De pronto, Roma arde. Un incendio asola la ciudad. ¿Es un desastre o una oportunidad? Cinco hombres se disponen a luchar a muerte por el poder. Creen que la partida está a punto de empezar. Pero para Julia la partida ya ha empezado. Sabe que solo una mujer puede forjar una dinastía.

El hilo argumental principal por el que se entreteje el resto de la trama, tanto del primer como del segundo ejemplar es:

  • La obsesión de Julia por formar una dinastía que controle el poder de Roma. No importa cual sea el precio a pagar, ni cuantas personas se queden en el camino. Cuando nació ella, un adivino de su Siria natal le vaticinó que sería reina, y ella tenía que hacer realidad ese destino.
Comienzo esta reseña, plenamente sumergida en el segundo ejemplar, “Y Julia retó a los dioses” y va a ser difícil para mi hacer una lista de aquello que más me gustó y lo que menos en el primer ejemplar, teniendo en cuenta que algunos de los conflictos en la primera novela se terminan por resolver, u olvidar, en el peor de los casos, en la segunda entrega. Así que comenzaré enumerando datos técnicos:
  • En la novela se alternan dos narradores. Uno lo hará en tercera persona, llevando el peso de toda la historia, y en primera persona, tendremos a Galeno, el médico de la familia imperial, que otorga un poco de frescura a los momentos más tensos narrados anteriormente y que lo hace como si se encontrara al final de sus días reuniendo en diferentes escritos la vida de la emperatriz, puesto que el entiende que no se ha sido justo con ella, así que decide escribir su versión que a su parecer es la verdadera sobre la propia Julia y sus decisiones.
  • Santiago Posteguillo, a lo largo de la novela va recogiendo términos y frases que explicará mediante el uso de citas, pero también incluirá en la novela episodios en los que los propios personajes expliquen curiosidades de la época que han llegado hasta nuestros día cómo el origen del término cesárea.
  • A su vez, adjunta imágenes o monedas de cada emperador, y transcribe inscripciones, las traduce, y en alguna ocasión vuelve a utilizar a los personajes, como en la escena de los dos senadores en el foro, para que explique el significado de las abreviaturas de cada inscripción.
  • El autor, alternando escenas de alta tensión, con otras mas sosegadas de momentos familiares, íntimos o introduciendo distintas historias de otros personajes, consigue mantener la atención continuamente.
Estos son algunos datos técnicos a tener en cuenta, y ahora para no perder la costumbre, comenzaré enumerando cuales han sido los aspectos positivos de esta obra:
+ Julia es la protagonista principal, una mujer, gran estratega, testaruda e inteligente, pero a su vez sabe controlar sus emociones y sabe actuar en el momento perfecto. Consigue ganarse el respeto de las tropas, y acaba siendo nombrada por ellos mismos, mater castrorum. Es arrebatadora, pero no solo por su gran belleza, que la tiene y a la que se hace referencia, sino que posee un gran carisma que embauca a aquellos que la rodean. Por parte del autor agradecí enormemente que no se recreara solamente en su físico, sino que hiciera especial hincapié a su inteligencia. Cuando estamos en novelas cuyos personajes son tan impresionantes, tanto física como mentalmente, muchos de sus autores tienden a recrearse en la belleza de las mujeres, a veces solo por captar la atención del público lector.
+ A lo largo de la novela, especialmente durante el enfrentamiento entre Septimio y Severo, se ve como las mujeres son las cabezas pensantes y los hombres se ven relegados a simples peones, brazos ejecutores.
+ El respeto de los pretorianos, especialmente, de los hombres de confianza de Severo. Destacaría el personaje de Leto y una tensión continua que se siente durante la lectura, o al menos así me pareció a mi, que incluso invita a pensar al comienzo de la novela, que puede haber algún tipo de encuentro íntimo entre ellos.
+ La historia paralela de los esclavos, así como la escena de tráfico de personas, especialmente colonos germanos, por parte de Macrino, me gustó bastante porque muestra otra realidad distinta a las conjuras de poder.
+ La descripción por parte de Posteguillo de la relación matrimonial entre Julia y Severo, con sus altos y sus bajos y sus posteriores reconciliaciones. En ocasiones he llegado a ver a Severo, un hombre pusilánime, que es un bravo militar pero que a la hora de la política se muestra inseguro, cobijándose bajo las decisiones y opiniones de Julia, así se convierte ella en la cabeza pensante de la política romana.
+ Distintos guiños al cristianismo, que aparece como una religión que va ganando adeptos.
+ La aparición de Quinto Mecio es un soplo de aire fresco, desde el primer momento se sabe que va a tener más protagonismo del que se le da en la segunda parte.
+  El ritmo narrador de Santiago Posteguillo, te hace embarcarte dentro de las batallas y vivirlas casi como en primera persona, consigue que se acelere tu pulso y no puedas dejar de leer hasta el final de esta, sea cual sea. Esa sensación es brutal.
+Destacar especialmente el anexo de mapas, esquemas y el árbol genealógico, así como el apéndice histórico por parte del autor. Es sumamente difícil embarcarse en una novela histórica con tantos personajes y batallas como esta, sin un punto de apoyo al que acudir de vez en cuando. Esos detalles siempre se agradecen, e incluso esto se mantiene en la edición de bolsillo.
Son más los puntos positivos que negativos de esta lectura, pero hay algunos detalles en los que me hubiera gustado que se hiciera más hincapié, que dejaré como puntos negativos, a continuación:
Así como destaqué la parte positiva de la relación paralela de los esclavos, me hubiera gustado que se hubiera desarrollado un poco más en la lectura. Al comienzo de esta parece que va a ser así, pero conforme se van desarrollando los otros conflictos, el papel de los esclavos va desapareciendo casi por completo.
Especialmente, eché de menos que se resolviera de alguna forma u otra el conflicto entre Lucia y Macrino. No tiene sentido que el autor dedique diferentes páginas a su rapto y a su abuso y no resuelva de ningún modo su encuentro años más tarde.
– El hecho de que Lucia confiese que es cristiana no le genera ningún tipo de conflicto ni beneficio. Hubiera estado bien utilizar este hecho para desarrollar otro hilo argumental y descansar al lector del conflicto de poderes constante.
En ocasiones, el autor repite ideas de forma muy continuada en la lectura y con poco espacio argumental entre ellas. Entiendo esta cuestión para refrescar la memoria de los lectores, pero no tiene sentido cuando existe una pequeña escena de separación entre ellas.
Julia es tan tremenda que la amas o la odias, como ella en su vida que no conoce término medio, tampoco el lector tiene término medio para con ella, o la amas o la odias. En mi caso la admiro profundamente, pero reconozco que en ciertas escenas esperaba por parte de ella, mayor humanidad o compasión. Quizás esta sea una de las bazas con las que juega el autor. De cualquier personaje protagonista esperamos cierta magnanimidad, pero en Julia esto no lo veremos, lo que la aleja de cualquier estereotipo de heroína antigua, la hace más terrenal, es una mujer fría con rencores y sed de venganza, y va hasta el final.

Cómo la leí.
  • Compré este ejemplar de “Yo, Julia” el día (atrasado) de Sant Jordi, que tuvo lugar en julio, por lo que obtuve por el un 5% de descuento. Lo hice en edición de tapa dura, días (literalmente) antes de que saliera la edición de bolsillo. Esto no lo supe hasta que días después me encontré con la edición de bolsillo en las librerías de El Corte Inglés. Esta edición llevaba un marcapáginas de regalo, y como no iba a volver a comprar el libro, cogí como “autoobsequio” el marcapáginas porque después de haberme gastado 22 euros en el libro de tapa dura pensé que me lo merecía 😂. Si tu te llevaste el libro de Yo Julia en edición bolsillo y no tenía marcapáginas quizás sea el que yo me llevé. Lo siento. ¿Si hubiera sabido que salía días después la edición de bolsillo me habría esperado? Probablemente no, porque me encanta la portada, me parece espectacular, y no luce de la misma forma en formato tapa dura que edición bolsillo, y si encima lo acompañas del segundo ejemplar, quedan en la estantería perfectos.
  • A pesar de todo, tuve que leer el libro en formato Kindle, porque cada vez que me llevaba el libro en el metro, a trabajar, o a cualquier otro sitio me dejaba el hombro y las cervicales por el camino.
  • Este ejemplar, de la editorial Planeta tiene unas 644 páginas (sin contar las páginas finales de anexos y apéndice histórico. Lo empecé a leer el 18 de agosto y lo terminé por fin el 5 de septiembre. Algo menos de 15 días me llevó su lectura, y a pesar de que no leía todos los días, cuando lo cogía, no podía parar.
Conclusiones.
Como ya os adelantaba al principio de la reseña, me he podido reconciliar para mi suerte con las obras de Posteguillo y me declaro una gran fan de su narrativa, también el ha tenido suerte contando conmigo entre sus filas de seguidores porque yo puedo ser muy groupie cuando quiero.
La novela es arrolladora, tanto como Julia. Por momentos puedes oler su pelo, sentir los nervios de Severo, o la envidia de sus hijos, ya lo he dicho pero la única palabra con la que puedo describir esta novela es: BRUTAL.
Ha sido profundamente difícil hacer esta reseña sin destriparos ningún elemento importante de cualquiera de las dos novelas de Julia, pues ahora mismo me encuentro a punto de terminar “Y Julia retó a los dioses” y ya no soy capaz de discernir donde termina una y empieza la otra, pues Julia viene más brutal si cabe.
Ahora sí, estoy decidida a darle otra oportunidad a Africanus y a no dejar de leer ninguna de las novelas de Posteguillo porque es digno merecedor de todo el reconocimiento que tiene. 
Eso sí, aprovechando que se acerca octubre y con él, el día de la Comunidad Valenciana, voy a darme un respiro de la época romana y voy a irme al corazón de la Corona de Aragón de la mano del rey Jaume I y de José Luís Corral.
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