Como acostumbro a hacer en cada viaje, siempre os traigo una entrada sobre el aspecto más curioso de este, y hoy es el turno del Templo del Arcángel Miguel o más conocida como la Iglesia Ortodoxa Rusa que está ubicada en Altea, la primera de esta magnitud en España. La primera piedra de este templo fue puesta en el año 2001 y no fue hasta 2007 cuando tuvo lugar su finalización, siendo consagrada en noviembre de este último año por el patriarca Cirilo I, el decimosexto Patriarca de Moscú y de toda Rusia.

Pero vamos a adentrarnos un poco más en ella…

La había visto en repetidas ocasiones en fotografías, o en la televisión, en todas las veces que me encaminaba a Altea o Benidorm la veía al fondo, rodeada de montañas como si de una postal se tratase, pero en cuanto se me presentó la oportunidad de visitarla, no pude negarme.

Como curiosidad, destacar que su construcción, así como la mano de obra es en su totalidad, de origen ruso. Suerte que llevaba una chaqueta, pues no está permitida la entrada con los hombros o algún otro elemento corporal, a excepción del cabello, al descubierto. Esta costumbre también la llevan a cabo las practicantes ortodoxas que llevan sus cabellos tapados.

Al ir a visitarla en domingo, era mucha la gente que había allí, tanto fieles como curiosos turistas como nosotros, pero sin embargo, una de las cosas que más llamó mi atención era una especie de gran caseta de madera donde podíamos ver a algunos compatriotas disfrutando de una comida en comunidad entre los cuales estaba su sacerdote, que además de ser su propio hogar también hace las veces de comedor social o lugar dedicado a la charlas. La otra era la ausencia de mascarillas entre los fieles, ya no en la comida, sino en el interior del propio templo.

Una vez allí dentro, pudimos ver como los congregantes allí presentes encendían y apagaban continuamente velas que simbolizaban su fe, y la luz que ella aportaba a sus vidas, tradición que hemos perdido los cristianos católicos romanos en favor de depositar monedas que encienden bombillas, fervor por el dinero, mal llamado ofrenda.

Pero, durante la visita iba rememorando ¿por qué tuvo lugar esta división?

Esta ruptura se conoce como el Cisma de Oriente, y tuvo lugar en el año 1054 cuando las máximas autoridades de Oriente (Miguel I Cerulario, patriarca de Constantinopla) y san León IX (papa de Roma) se excomulgaron mutuamente por lo que pareciera ser una diferencia litúrgica, aunque los historiadores no logran ponerse de acuerdo o establecer un motivo único.

Pero sin entrar en terreno pantanoso en lo que ha hechos históricos se refieren, si queremos destacar algunas de las diferencias entre ambas Iglesias, una de las principales es:

• La jerarquía: Mientras que Iglesia Romana tiene una jerarquía muy marcada, la Ortodoxa reconoce solo la supremacía del Papa o del Patriarca como un hecho simbólico, no de facto como ocurre en la anterior.

Y entre otras curiosas diferencias están:

• Iconos: La Iglesia Ortodoxa no admite las tallas o las imágenes tridimensionales para su veneración, sino únicamente las imágenes planas o bidimensionales.
• Pascua: La Pascua se rige en la Iglesia Ortodoxa por el calendario juliano, mientras que en la Iglesia Romana se celebraría la Pascua el primer domingo siguiente al plenilunio de primavera en el Hemisferio Norte. Así pues nunca coincidiría con la Pascua judía, habiendo una diferencia de hasta cinco semanas con la Pascua católica.
• Liturgia: Las liturgias ortodoxas son llevadas a cabo con la voz de los feligreses, se prescinde del uso de instrumentos musicales o incluso, en la Iglesia ortodoxa oriental se prescinde del uso del canto gregoriano.

Estas son algunas de las curiosidades del rito ortodoxo así como la ubicación de este templo en una de las zonas más exclusivas de la Península, cuya población rusa impulsó su construcción a pesar de las primeras negativas en los años 90.