El estilo manierista de El Greco te atrapa. Visualizar sus obras cargadas de espiritualidad y expresión en primera persona es toda una experiencia y yo tuve el placer de hacerlo el pasado octubre en el museo que lleva su nombre, El Museo de El Greco.
Pero entre todos los presentes en la Sala de los Apóstoles, la obra que captó mi atención irremediablemente fue “Las lágrimas de San Pedro” no solo por la expresión de su rostro, sino por la enorme carga simbólica que supe ver y que podremos extraer a continuación dándole alguna que otra “vuelta de tuerca”.
Si atendemos a la figura principal del Santo podemos tener en cuenta cuestiones tales como la expresión, el gesto de sus manos, la apariencia física o las llaves que sostiene, de hecho vamos a analizar estos elementos en cuestión:
- La apariencia física es fiel a los datos que tenemos del apóstol y que recogen las escrituras. Sabemos que era el mayor del grupo. A esta conclusión llegamos a través del Evangelio de Juan en el que nos dice que a la hora de atestiguar la resurrección del Mesías es al que más le cuesta correr (Juan 20:1 – 10) así como Jesús le hace saber que fallecerá siendo anciano (Juan 21:18). Hemos de tener en cuenta que la senectud al comienzo de la era cristiana tenia lugar mucho antes que en la actualidad (Montes, L.A, 2016, p. 12). Del mismo modo sus brazos y su cuello musculado, además de ser características propias en la representación de personajes por parte del artista cretense, encuentra justificación en el trabajo que desempeñaba tanto Simón Pedro como otros apóstoles, entre ellos su hermano Andrés, que eran pescadores (Montes, L.A, 2016, p. 33) (Juan 21, 1 – 3).
- Las llaves merecen una especial mención en relación, no solo con el ministerio encargado por Cirsto: “Y yo te digo: «Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia […] Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo» (Mateo 16, 18 – 19) sino por la simbología que guarda relación directa con el papado y la iglesia católica. Está se utiliza así en contraposición a la reforma protestante, a la que volveremos en el siguiente punto. Simón Pedro a pesar de ser víctima de sus debilidades humanas, no pierde las llaves del cielo del mismo modo que la iglesia católica no debería perder poder en la tierra.
- La expresión: Estos ojos anegados en lágrimas hacen referencia al momento posterior de la negación de Cristo, el arrepentimiento: “Y Pedro saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:55 – 62). Este pasaje podemos encontrarlo también en Mateo 26:69 – 75 o Marcos 14:72. De hecho el Evangelio de Juan nos aportará información posterior a este suceso a la cual haremos referencia más tarde (ver Juan 21:15 – 18).
- La expresión como símbolo: es el foco de todos los análisis realizados de esta obra, pues además se utilizará para hacer frente a las propuestas de la reforma protestante y como símbolo de la importancia del sacramento de la penitencia. Mientras que Simón Pedro es un traidor para la iglesia protestante, para la contrarreforma será el ejemplo perfecto del arrepentimiento, el perdón y la expiación de los pecados. De esta forma se logra acercar la imagen de San Pedro como representante de la Iglesia (Mateo 16:18) a los fieles y de alguna forma producir un fenómeno de catársis en tanto en cuanto se redimen sus pecados. La Iglesia se encuentra atravesando en el s. XVI una situación muy controvertida y necesita recuperar el apoyo de los fieles.
12 apóstoles, 2 traidores ¿por qué Judas es sinónimo de traidor mientras que Pedro no? Seas creyente o no, si vives en una sociedad judeocristiana sabrás que Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata, señalándolo con un beso, ¿pero sabías que después se arrepintió? Este pasaje no es tan conocido pero Mateo nos relata como Judas renunció a esas monedas, se arrepintió y así se lo hizo saber al Sanedrín. El daño ya estaba hecho y Judas solo vio una salida, suicidarse.
Es cierto que Simón Pedro no entrega a Jesús, pero su traición podría considerarse aún más ruín. Es una traición cobarde, víctima de los sentimientos más infames, presa del miedo… Y no solo eso, sino que negando a su Maestro de alguna manera se está negando a sí mismo, a sus orígenes y a su grupo de pertenencia, por lo tanto, no existe peor traición que fallarse a uno mismo (Martín, M.M., 2014).
Esa humanidad y el posterior arrepentimiento vienen a ejemplificar el “perfecto” creyente y el poder redentor de Cristo, ¿la diferencia? Judas se suicidó, no haciendo frente a su error y por tanto, no sufrió la penitencia, sin embargo Pedro continuó con el mandado de Jesús y pudo ratificar su amor por él:
“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.” (Juan 21:15 – 18).
Además de que esa triple afirmación, confrontaba directamente con la triple negación, podía ser la ratificación de un compromiso según la costumbre semítica (ver Génesis 23:7 – 23).
Es esta naturaleza impulsiva de Pedro es la que nos hace focalizar nuestra atención en otra escena situada al fondo de la pintura, el acontecimiento de la resurrección con el testimonio de María Magdalena.
Esta representación puede referenciarse en los mismos evangelios como el de Juan, en las que la propia Maria avisa a Simón Pedro y a Juan (“el discípulo amado”) sobre la resurrección de Jesucristo (Juan 20:16 – 18). Otros analistas hacen referencia a la posibilidad de que el apóstol llorara amargamente en el momento de la resurrección “imbuido por el espíritu” pero yo quisiera plantear una hipótesis sobre el por qué ambos personajes (María Magdalena y Pedro) se encuentran compartiendo escena:
Simón Pedro cómo víctima ineludible de sus pasiones
Aludiendo una vez mas a la humanidad e imperfección del Santo, a su carácter intransigente o a su falta de intelecto (Marcos 4:13), es esta misma naturaleza impulsiva y celosa a la que podría haber acudido El Greco para representar a estos personajes juntos y a San Pedro llorando.
Si recurrimos a los evangelios gnósticos, como el de María o el de Tomás, encontramos diferentes ocasiones en las que Pedro se muestra hostil con María, tanto en su nivel de participación en las enseñanzas del grupo o en por qué habría de mostrarse Jesús a la Magdalena primero, si es que acaso sería esta la más amada del grupo (Gnilka, J., 1993) (BBC News Mundo, 2019).
Este carácter celoso de Pedro lo vemos reflejado en los evangelios canónicos (Concilio de Trento, 1546) como en Juan 21:20 – 23): “Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? Sígueme tú.
De hecho, es muy posible que la primer aparición de Jesús a María Magdalena no fuera por ser la más amada sino para legitimar la importancia del testimonio de las mujeres, ya que en la cultura rabínica de ese momento, el testimonio de una mujer era completamente inválido.
¿Son las lágrimas de San Pedro por arrepentimiento o por ser víctima de emociones infames como la cobardía o la envidia que no puede controlar? ¿Es esa escena compartida fruto de los evangelios canónicos o juega El Greco con las debilidades del apóstol y las referencias a los evangelios gnósticos?
Sobre esta cuestión se abre un gran abanico de preguntas que abarcaría mucho más que una entrada de Blog. Hemos de tener en cuenta la coincidencia en el tiempo del Concilio de Trento, la Contrarreforma y el uso que se le dió a las obras de El Greco.
Habríamos de plantearnos ademas, si el artista estuvo al servicio de la Contrarreforma en lo que respecta a sus ideales, o si fue esta la que utilizó sus obras para defenderse de los protestantes, entre otras muchas cuestiones.
Otras “Lágrimas”:
De izquierda a derecha: El Greco (1580) / Velázquez (1617 – 1619) / Giordano Luca (cc. 1700)
Bibliografía:
- BBC News Mundo (21 de abril de 2019) “Qué es el evangelio de María Magdalena y qué dice de lo que ocurre después de la resurrección de Jesús” BBC. https://www.bbc.com/mundo/noticias-47968368
- Gnilka, J. [Joachim] (1993) “Jesús de Nazaret. Mensaje e historia,Herder, Barcelona. EN: Puig, A. (2005), “Jesús. Una biografía, Destino, Barcelona
- Martín, M.M. [María del Mar] (2014). “Te negarás tres veces. La verdadera traición”. En: Martín, M.M. [María del Mar] (2017). La piel del alma. Sobre la traición. Barcelona, EPBCN.
- Montes Peral, L. Ángel. (2016). Pedro en la historia de Jesús según Marcos. Estudio Agustiniano, 51(1), (pp. 5 – 36). https://doi.org/10.53111/estagus.v51i1.116
- Pedros, M. [Miguel]. (1983). “Necesidad de la confesión en el Concilio de Trento”. En: Reconciliación y Penitencia: V Simposio Internacional de Teología de la Universidad de Navarra. Servicio de publicación de la Universidad de Navarra. (pp. 619 – 640).
- Rubiales Fuentes, P. [Pilar] (2022) “El Greco como pintor al servicio de la Contrarreforma”, e-Spania [En ligne], 40 : http://journals.openedition.org/e-spania/41788 ; DOI : https://doi.org/10.4000/e-spania.41788
Webgrafía:
- Ceres. (2022). Ministerio de Cultura y Deporte.
http://ceres.mcu.es/pages/Main?idt=526&inventary=CE00056&table=FMUS&museum=MGTO
- Museo del Greco (2022). Ministerio de Cultura y Deporte. https://www.culturaydeporte.gob.es/mgreco/inicio.html